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  Deconstrucción y Trabajo Social. Reflexiones sobre la verdad y la realidad en la práctica profesional en el ámbito penitenciario.
 
VII ENCUENTRO NACIONAL DE  TRABAJO SOCIAL
EN AMBITOS PENITENCIARIOS

4,5 y 6 de Noviembre, Posadas, Misiones
 
 
 
Deconstrucción y Trabajo Social, reflexiones sobre la verdad y la realidad en la práctica profesional en el ámbito penitenciario.
 
Autor: Lic. Andrés Ponce de León[1]
Universidad Nacional del Comahue
 
 
Resumen:
 
En este trabajo se presenta una breve introducción a Jacques Derrida y su propuesta  deconstructivista, planteo quizás irritante en un momento donde muchos plantean la construcción como única posición progresista. Se revisan algunos conceptos centrales del trabajo profesional penitenciario enmarcado en el Trabajo Social en el campo socio jurídico o Trabajo Social Forense y se proponen reflexiones acerca de algunas características del trabajo penitenciario desde categoría tales como verdad y realidad. Finalmente se formulan algunas líneas de análisis y trabajo reflexivo acerca del quehacer profesional en el ámbito penitenciario desde la perspectiva del autor.
 
Introducción: Jacques Derrida.
Haciendo una breve y muy general presentación del padre del deconstructivismo filosófico (vale la aclaración porque en arquitectura también utilizan el concepto), comenzaré situándonos históricamente en las postrimerías del Mayo del 68', un contexto de pensamiento muy particular donde autores de la talla de de Foucault, Deleuze , Bataille, Blanchot, por mencionar algunos, discutiendo y leyéndose unos a otros  marcaron culturalmente una época, con aportes fundamentalmente contraculturales con amplio impacto en el mundo de las ideas contemporáneas.
 
Sin ser una continuación lineal del estructuralismo francés del siglo XX, podemos simplificar el proceso situándonos evolutivamente en dicha línea de pensamiento, considerando que Derridá fue un estudioso y crítico de Lévi Strauss, Lacan y Foucault, con quienes nutre su pensamiento y lo amplifica. Se ocupó te temas estructuralistas, pero tratados de un modo particular, al integrar conceptos provenientes de autores como Husserl, Haidegger y Hegel. Se le reconoce haber llevado hasta las últimas consecuencias la consigna de Haidegger, acentuando el carácter no representativo del lenguaje. 
 
Jacques Derrida, filósofo francés nacido en Algeria, en 1930, hijo de una familia judía. Estudió filosofía en la Escuela Normal Superior de Paris de 1952 a 1957, una de las instituciones más prestigiosas, donde J. P. Sartre y otros grandes filósofos franceses modernos comenzaron su carrera.
 
Derrida fue un personaje polémico principalmente reconocido en Estados Unidos pero no así en Francia, sobretodo por sus radicales puntos de vista. 1967 fue un año decisivo en su carrera, cuando publica tres de sus obras mayores: De la Grammatologie, L'ecriture et la différence, y La Voix et le phénomene.
 
Su trabajo como autor está caracterizado tanto por la complejidad de su lectura como por su fecundidad, pues escribió alrededor de 80 obras entre ellas La Diseminación, La Carta Postal, Espectros de Marx o Glas. En sus textos aborda de forma lúcida temas que van desde la ética hasta la religión, pasando por la política, el lenguaje y el psicoanálisis.
Derridá se ocupó de temas marginales, tratándolos como temas centrales, esquivando intencionalmente los temas tradicionalmente considerados medulares en la filosofía. En los márgenes, en los comentarios, en las notas aparece lo esencial, que es in-esencial nos dirá mostrando su modo de trasmitirnos una idea de lo complejo, lo contradictorio. Quizás, esta característica de ocuparse de temas marginales, sea una de las primeras concordancias que podemos establecer con este Encuentro Nacional y con la práctica profesional en el ámbito penitenciario.
 
La deconstrucción: el origen de la noción de deconstrucción viene del alemán Destruktion, un término que Martín Heidegger utiliza en su libro “Ser y Tiempo”, publicado en 1927. Heidegger fue una de las primeras influencias en Derrida, al igual que Saussure, Nietzeche y Freud.
 
Es imposible explicar lo que es la deconstrucción en términos simples. Por un lado, no se trata de un método que se pueda aplicar mediante una serie de pasos a seguir, más bien se puede observar como una postura, una actitud, una perspectiva de enfrentarse al conocimiento. Por otro lado, y fundamentalmente, la deconstrucción no es sinónimo de destrucción, sino muy por el contrario un modo de construcción o re construcción, núcleo central de la propuesta metódica.
 
Para algunos historiadores, el pensamiento de Derrida podría estar inscrito dentro de una corriente negativa, si tomamos en cuenta que la mayoría de los paradigmas progresistas actuales buscan la construcción y huyen de todo lo que pueda ofrecer un panorama diferente. Por el contrario, Derrida señala que históricamente nuestra sociedad occidental está organizada en pares opuestos, como espíritu y cuerpo, sentido y signo, lo dentro y lo fuera, lo cual es un legado de la metafísica que desde Platón se sustenta entre lo sensible y lo inteligible. Y es aquí en donde Derrida propone hacer una deconstrucción de estas oposiciones, que parecen naturales a toda reflexión filosófica.
 
Derrida propone la deconstrucción metafísica, cuyo motivo central es abrir un nuevo acercamiento a la pregunta más radical que se pueda hacer sobre el pensamiento humano, y esto es: el cuestionamiento del sentido del SER.
Deconstruir nos lleva a nuevas preguntas, a nuevas posiciones sobre las certezas que creemos tener.
 
Para Derrida, la pragmática humana, incluyendo la científica, presupone siempre un cierto pre-entendimiento de lo que significa el SER y este pre-entendimiento regula nuestros comportamientos de forma inconsciente, sin darnos cuenta.
 
A la pregunta igualmente radical sobre ¿qué es el hombre?, Derrida nos explica que en realidad no sabemos qué es el hombre, nos dice que no tenemos una relación inmediata y natural con él. Lo único que sabemos viene de una tradición sustentada en sus textos y si aplicamos una deconstrucción a esos textos podremos presentar nuevas posibilidades de interpretación en esas capas textuales.
 
Lo que Derrida pretende al deconstruir estos temas es detener nuestra pre-comprensión o pre-entendimiento de lo que significa la humanidad para ir más allá del pensamiento occidental, que está caracterizado por un imperialismo y un etnocentrismo histórico.
 
El hecho de tomar conciencia de lo que pensamos implica una duración de tiempo que nos afecta y nos transforma. Al momento de terminar un enunciado, no somos los mismos que cuando lo empezamos. Lo que decimos sobrepasa siempre lo que creíamos querer decir y nos revela que finalmente no sabíamos de antemano lo que se dice a pesar de nosotros.
 
Podemos concluir que la deconstrucción, para Jacques Derrida, no es un proyecto filosófico establecido sobre las bases de una metodología explícita. Se trata de un proceso inherente a la historia de la racionalidad occidental vista desde una dimensión crítica y que consiste a desraizar la tradición que la conforma. La deconstrucción es en palabras de Derrida: "uno de los nombres posibles para designar, por metonimia, lo que sucede o lo que no llega a suceder, como lo puede ser una cierta dislocación que se repite regularmente" (Derrida, 1972). Esta dislocación consiste en cuestionar participando en la transformación. Para Derrida, se trata de un intento de ver desde el otro lado del borde lo que somos.
La propuesta de trabajo que nos hace Derridá al hablar de deconstruir un texto, por ejemplo, es interrogar los supuestos que lo conforman para la respuesta a estos interrogantes no otorguen una nueva perspectiva. Lo que propone Derrida en sus libros es una lectura minuciosa a textos literarios o filosóficos para llevarlos al extremo de darles una significación diferente de lo que parecían estar diciéndonos.
 
En la deconstrucción, la repetición, la polisemia, la diferencia y la diseminación son instrumentos, caminos, recorridos por donde transitar para “deconstruir” una práctica social. La propuesta es re-ligar, re-leer, re- pensar. Fragmentar para unir. Inseparable de la recomposición, el desplazamiento, la disociación de significantes como interrupción de síntesis, (romper hábitos y releerlos).
 
 
Deconstruyendo el Trabajo Social en el ámbito penitenciario
Pensar en el Trabajo Social en el ámbito penitenciario, desde una perspectiva de raíz estructuralista y tronco deconstructivista, me remite inicialmente al texto “Internados” de Irving Goffman, donde nos enfrenta a los profesionales y operadores sociales de determinadas instituciones que él denomina totales, caracterizadas por ocupar el cien por ciento del tiempo y espacio de un individuo, produciendo los más crudos procesos de despersonalización y sufrimiento humano que existen.  Instituciones fruto de una Modernidad civilizada y racional, que integró amor, razón y ciencia para sobreponerse a procesos medievales y absolutistas.
 
Sin la pretensión y exigencia de un análisis metafísico, en este recorrido de fragmentación y reintegración, siguiendo las consignas deconstructivistas que nos acerquen al Ser de este campo de ejercicio profesional, pretendo inicialmente enmarcar al Trabajo Social penitenciario, dentro de un campo disciplinar más amplio que lo contiene, como es el ámbito del Trabajo Social Forense.
 
Siguiendo los desarrollos de la Dra. Claudia Krmpotic (2010) y propios, con una mirada sobre la justicia desde un enfoque socio-jurídico, redefinimos entonces nuestro objeto de intervención, asumiendo que trabajamos en contextos socio-legales, y atendemos personas, familias o comunidades afectadas por problemas sociales, legales y medio-ambientales. Baker y Brandson (2000) definen Trabajo Social Forense como una “especialidad profesional centrada en la interfase entre los sistemas legales y humanos de una sociedad”.  El trabajo social forense es la aplicación del trabajo social a cuestiones y aspectos vinculados al derecho y los sistemas legales en cualquier momento del proceso de intervención.
 
Entendemos al Trabajo Social forense como un campo de actuación del Trabajo Social, cuya finalidad es conocer, comprender, explicar, evaluar e intervenir en situaciones pasadas o anticipar situaciones futuras a partir de estudios sociales, pericias, evaluaciones, diagnósticos y desarrollo de intervenciones. El carácter forense de una intervención profesional no implica necesariamente la realización de pericias (término de la práctica judicial); así, podríamos decir que si toda pericia tiene valor forense, no toda intervención de naturaleza forense se apoya en una pericia. (Krmpotic, 2010).
 
En esta perspectiva de intervención profesional en el campo socio jurídico,  la práctica penitenciaria estaría caracterizada por ser aquella rama o campo disciplinar que desarrolla su actividad en relación a los justiciables (sus familias y redes sociales significativas) que se encuentran cumpliendo efectivamente una condena.
 
Considerando una primera clasificación de la actividad profesional forense, que utilizando un criterio temporal en función a la actuación del Foro o Tribunal, identifica tres estadios de trabajo profesional: a) previo a la actuación del tribunal, b) durante la actuación del tribunal, y c) posterior de la definición tomada por el tribunal; claramente vemos que el trabajo penitenciario se ubica en el tercer espacio.
 
Tal como nos plantean en la fundamentación de este Encuentro, considerar que los sujetosde intervención en el ámbito penitenciario, son sujetos de derechos cuya única restricción es la privación de libertad ambulatoria debido a la trasgresión de normas de convivencia común, ya estamos involucrándonos en una determinada perspectiva de trabajo profesional que nos delimita nuestro qué hacer.
 
Una vez establecido este marco, es necesario un proceso de re-lectura de presupuestos o fundamentos que subyacen en el “Que Hacer profesional”. La intervención profesional se realiza con el condenado que cumple la pena. Término disciplinador por excelencia, que conlleva el significado de sufrimiento impuesto, infringido por quien posee más autoridad, poder y “verdad”, categoría responsable de la legitimación de todo el proceso.
 
Este concepto de “verdad” es el que propongo revisar, releer inicialmente. Revisarlo, fragmentarlo, considerar cómo se incluye, cómo aparece en la práctica profesional cotidiana, qué poderes otorga su utilización, cuáles son las raíces de su certeza, cuales sus valores argumentativos. Su análisis nos lleva a considerar que el concepto de Verdad resulta un concepto epistémico sumamente potente al momento de analizar nuestras prácticas profesionales. Epistemológicamente en tanto se trata de concepto que nos remite a un modo de relación con el mundo, relación fundante de los modos en que los hombres conocemos, sentimos y actuamos. (Keeney, 1987).  La verdad otorga amplio poder legitimador a quien la porta, y deja muy poco espacio personal, disponible para la vida cotidiana, a quien padece su ausencia.  El concepto de verdad representa un anclaje epistémico poderoso al momento de organizar la práctica profesional en instituciones totales.
 
Por otra parte, y relacionado con el anterior, al analizar los fundamentos biológicos del conocimiento, Humberto Maturana (1996) sostiene desde hace ya varios años, que la cuestión más importante que tiene la humanidad frente a sí es la realidad, nos demos cuenta o no, “todo lo que hacemos implica una respuesta explícita o implícita a esta a esta pregunta como base para los argumentos racionales que empleamos para justificar nuestras acciones”. “En efecto, sostengo que la respuesta explícita o implícita que cada uno de nosotros da a la cuestión de la realidad, determina cómo la persona vive su vida, lo mismo que su aceptación o su rechazo de otros seres humanos en la red de los sistemas sociales y no sociales que la persona integra.” Su propuesta avanza, en la dirección de analizarnos como observadores, seres vivientes que observamos la realidad.
 
Pensar en un observador que observa la realidad y la describe de acuerdo a las distinciones que realiza previamente a la percepción y organización de los “captos” nos lleva a la idea de recursión, recurrencia, de un observador que al observar crea la realidad que describe, al describirla, desde una posición determinada epistemológica y teóricamente, brinda más información de sí mismo que de lo que pretende describir como real. Habla más de sus criterios y distinciones personales y profesionales que de lo que pretende conocer como realidad.
 
 
A modo de conclusión
El Trabajo Social Forense en general y el Trabajo Social en el ámbito penitenciario en particular,  delimitan su campo de intervención en el espacio de  articulación entre el sistema de los Servicios Sociales y los sistemas de Administración de la Justicia ante una situación de vulneración de derechos, y el profesional puede intervenir desde la situación de detección de una situación de incumplimiento de derechos, durante todo el proceso judicial intermedio, como asesor, evaluador o testigo pericial aportando pruebas para la resolución del Juez, y luego, en caso que corresponda, con la atención de quien cumple la condena y su entorno familiar y social significativo.
El trabajo penitenciario se ubicaría en la etapa final de este proceso, con objetivos y prácticas específicas (fundamentalmente rehabilitadoras) que intervienen en una situación especial de interrupción de algunos, pero no todos los Derechos y Garantías constitucionales.
 
Para finalizar, presento una propuesta para re-ligar, re-leer y re- pensar el qué hacer profesional penitenciario. Fragmentar para unir. Separar de un modo inseparable de la recomposición, el desplazamiento, la disociación de significantes como interrupción de síntesis, (romper hábitos y releerlos). Inicialmente ubicarnos conceptualmente en esta pirámide disciplinar:
 
Ciencias sociales
Campo socio jurídico
Trabajo Social Forense
 Trabajo Social Penitenciario
Esta ubicación conceptual nos otorgará los insumos epistémicos, teóricos - metodológicos, técnicos instrumentales y éticos políticos; Dimensiones centrales de la práctica profesional que pueden considerarse al momento de analizar nuestro “Que hacer profesional”.
 
En función de esto y ubicados en el puesto de trabajo reflexionar en torno de los siguientes puntos:
 
1.     Responsabilidades del rol / puesto de trabajo.
2.     Expertez requerida para el rol / puesto (teorías, metodologías, técnicas, habilidades y actitudes)… como si se estuviera redactando un llamado a concurso para cubrir un cargo similar.
3.     Desafíos que ha enfrentado o enfrenta en ese puesto de trabajo.
4.     Legislación, derechos, y cuestiones éticas regularmente presentes.
5.     Cuestiones, temas, aspectos sobre los ‘que no se habla’, sobre las que hay vacancia y piensan que el Trabajo Social debiera trabajar y profundizar (en orden a definir una agenda).
 
La respuesta o respuestas posibles a estos interrogantes o consignas reflexivas pueden brindar, en tanto pueden definir una agenda de discusión, un marco significativo para reuniones de discusión y supervisión que permitan ir de-construyendo y re-construyendo el “Que Hacer profesional del Trabajo Social Penitenciario”.  
 
 
 
 
 
Referencias:
-       Camus, Sébastien (2005). La passion de l'excès. in Sciences Humaines, Hors-Série spécial no. 3, Mayo-Junio.
-       Derrida, Jacques (1967). De la Grammatologie. Paris: Minuit.
-       Goffman, Irving (1987) Internados, Amorroutu. Barcelona, España.
-       Halpern, Catherine (2005). Jacques Derrida. Le subversif. in Sciences Humaines, Hors-Série spécial no. 3, Mayo-Junio.
-       Keeney, Bradford (1987) Estética del Cambio, Paidós. Buenos Aires.
-       Maturana Humberto (1996) La Realidad: ¿objetiva o construida? II Fundamentos biológicos del conocimiento. Anthropos Editorial del Hombre, Universidad Iberoamericana.
-       Reynolds, Jack (2002). Jacques Derrida. in The Internet Encylopedia of Philosophy Consultado: Julio 10 2005. En línea: http://www.iep.utm.edu/d/derrida.htm
-       Watson, Peter (2002). The Modern Mind. An intellectual history of the 20th Century. New York: Perennial. (Orig. 2001, Weidenfeld & Nicolson, Inglaterra).
 
 
 
 
 
 
 
 
Lic. Andrés Ponce de León


[1] Docente e investigador de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Comahue. Profesor Titular Área Familiar. Director de la Carrera de Postgrado “Especialización en Trabajo Social Forense”.
 
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